La economía de la colaboración: Sharing is caring

· por Laura Ródenas

Si eres un entendido del consumo colaborativo este post no es para ti, o sí, porque en vez de ignorarlo podrás compartir tus conocimientos conmigo y el resto de lectores enriqueciéndolo con tus comentarios.

 

Eso, señores, es la esencia o germen de la economía colaborativa, el compartir conocimiento.

No escondo, patento, protejo…

No me guardo las ideas para cuando pueda yo solito explotarlas…

 

colaboración

 

Eso era cosa de cuando para que te escucharan debías hacer algo muy notorio, no necesariamente loable, que te sacara a la palestra de los medios de comunicación. Una época en la que las grandes ideas se maduraban en un laboratorio durante años… Una época reciente, pero muy pasada ya. Hoy no, señores, hoy todo vuela, ya muy pocos corren, y es absurdo querer retener el talento y el conocimiento porque hoy, cualquiera con un blog puede lograr que muchos le escuchen.

He empezado la casa por el tejado, he vuelto a soltar el quid de la cuestión en el primer párrafo, y me ha gustado.

 

Hoy he venido en coche ajeno y no era un taxi, ni un amigo, ni un vecino, pero he descubierto que me ahorro 10 minutos y 20€ al mes aprovechando el trayecto de otro. He generado riqueza, o el conductor lo ha hecho para mi, sin tener que crear, inventar, consumir, fabricar nada… He creado riqueza de lo que ya hay por el simple hecho de compartirlo. Si encontramos 3 pasajeros más, ir al trabajo a diario me puede salir ridículamente barato.

Parafraseando a Albert Cañigueral, del blog Consumo Colaborativo, todo un referente en el sector: «Nos hemos convertido en productores los que solíamos ser consumidores».

En realidad he venido en metro, no es verdad para mi, pero sí para muchos otros que van a años luz de mi capacidad evolutiva. Es un supuesto pero es verdad, y lo es gracias también a internet y las nuevas tecnologías que nos han conectado, pero esta vez de verdad, no conecting people previo dialing el número, sino conectados todos con todos los que quieran y en el momento que cada uno quiera.

Grupos, comunidades, intereses comunes fácilmente localizables… las agencias matrimoniales que cotejaban gustos en un base de datos eran unos pioneros! 😉 Estamos en la era de lo COMÚN, pero no común de corriente, sino común de «de todos» común de comunidad, común de compartido, común de bien común…

¿Pero qué es el consumo colaborativo? Conectar personas para compartir sus cosas en vez de comprar y multiplicar posesiones que la mitad del tiempo están en desuso, sin explotar… El consumo colaborativo es el anticonsumismo, es responsabilidad, sostenibilidad y confianza. El consumo colaborativo no es consumo. Me gusta mucho más economía colaborativa, pero es una economía desmonetizada… Podría llamarse mejor enriquecimiento colaborativo, mentalidad colaborativa, producción colaborativa… o simplemente COMPARTIR.

Compartir trayectos en coche o el coche en sí, la casa de vacaciones intercambiarla, o recibir huéspedes o compartir piso, pero no necesariamente pagando la mitad de los gastos o pagando alquileres, sino aportando trabajo, conocimiento, compañía, experiencias… Algunos hablan de trueque… No es nada nuevo, autostop, au pairs… Entonces ¿qué ha cambiado? Ha cambiado la tecnología, la trazabilidad de estas relaciones… El autoestopista no sabía dónde se subía pero gracias a las apps del mundo compartido hoy sabes nombre, apellidos, DNI, ratio de accidentes y hasta el nombre del gato de quien viene a buscarte…

Está claro que no está exento de polémica… De hecho gracias a ello se ha hecho más famoso… el caso de Bla Bla Car, de AirBnB, de Uber… si ejercemos actividades económicas sin pagar impuestos disfrazándolo de acuerdos particulares, estamos haciendo una competencia desleal a quien está frito de impuestos y regulaciones… Si decimos felizmente «que cada uno haga lo que le guste y luego a truequear«, (como proponen en este artículo de Obsso: http://blog.obsso.com/quieres-ser-feliz-prueba-a-vivir-sin-dinero/) creo que estaríamos siendo ingenuos… la oferta y demanda sería desigual y siempre habrá quien sepa aprovecharlo o aprovecharse… ¿entonces?

 

Podría contar tanto y a la vez me queda tanto por saber, que me voy a centrar en la reflexión filosófica detrás, así que me retracto: experto en consumo colaborativo, me encantaría me leyeras y debatir contigo estas reflexiones; o sea, este post sí es para ti, más que para nadie.

El quid de la cuestión del consumo colaborativo está en la confianza y en los valores. No se trata de una burbuja como las .com, que podría serlo… Si nos centramos solo en que es un tipo de negocio reduciéndolo a la tecnología que lo hace posible, en vez de centrarnos en qué es lo que queremos hacer posible, efectivamente caerá por su propio peso… se regulará, dejará de ser rentable… a nadie interesará.

Por eso digo que el quid está en la confianza porque el consumo colaborativo necesita que las personas confíen las unas en las otras aunque no se conozcan… Este punto no es baladí. Las autoridades se empeñan en decir que regulan para proteger a los ciudadanos… que no es seguro meterse en el coche de un particular sin licencia de transporte público… que no debemos confiar en los desconocidos… A este respecto os relato, cual si de una entrevista, la conversación con Rafael Martínez Cortiña, del blog Ciudadanodelsiglo21, gran activista de Peers:

Os invito a ver la acción que convocó MadridPeers el pasado febrero. Personas anónimas y voluntarias se taparon los ojos y pusieron los brazos en cruz. Con un cartel diciendo: «soy un ciudadano corriente, confío en ti ¿tú confías en mi? Dame un abrazo. Abrazo la economía colaborativa», Se plantaban indefensos y expuestos en medio de la  Puerta del Sol a recibir abrazos a ciegas… ¿Quien abarazaría a un banquero o un gran empresario? ¿Os imagináis el cartel? «Hola, soy banquero, yo confío en ti… dame un abrazo»… (Se reía Rafa y todos con él imaginando qué se llevaría en vez del abrazo…) Podéis ver el video de la convocatoria en el siguiente link:

Abraza la economía colaborativa

¿Quieres ver el resultado? Muuuchos abrazos

No obstante, esta confianza, estos valores, y estos problemas regulatorios, no son solo del consumo colaborativo propiamente dicho. Estos valores y necesidades que los motivan, afectan y son compartidos por muchos otros ciudadanos productores y generadores de riqueza que también se ven apretados por las regulaciones ¿qué es eso de tener que pagar autónomos para vender una bufanda tejida a mano? ¿qué quiere hacer posible el consumo colaborativo? Quiere libertad de comercio, libertad para generar riqueza, para buscarse la vida… Es decir, menos regular y más liberalizar, menos impuestos para emprendedores y start ups, más oportunidades.

Todavía no he dicho la mitad y ya llevo un post larguísimo :(. Intentaré concluir remitiéndoos a los grandes referentes como OUISHARE. Luis Tamayo, en todo lo que dice es un gran referente, el mejor embajador. Os dejo un artículo en el que habla de inteligencia colaborativa, concepto del que se podría también disertar pero que el video anterior creo que deja muy claro que la capacidad de generación de riqueza que tenemos es abismal y es de tontos no aprovecharla… eso por un lado, y que la capacidad que tienen todas las cabezas pensantes juntas, obviamente acelera el progreso exponencialmente si compartimos hallazgos, hipótesis, estudios, etc…

El otro gran referente es Peers, que ya he mencionado, pero no quiero dejarme fuera a Traity. No es una plataforma como las otras de promoción y defensa del consumo colaborativo… es gestión de la reputación online, es decir, gestionar la confianza, y me atrevo a decidir que esta start up lo que va a ser es una auténtica aceleradora de la economía colaborativa, porque si la clave es la confianza, el poder acceder a la reputación de cualquiera de forma online, en cualquiera de sus actuaciones, conectando todas las aplicaciones… en fin… habría que explicar en un post completo como Juan Cartagena ideó Traity, qué está haciendo y donde llegará… De momento ganó el BBVA Open Talent el año pasado y estoy segura de que no pasará desapercibido.

Desde luego nada de esto, en lo que aún somos muy primerizos algunos, early adopters los más aventajados, es algo que podamos o debamos ignorar desde el punto de vista del branding y las marcas. Por supuesto mucho menos como ciudadanos y consumidores. De hecho me animo a escribir este post porque el mundo entero está volcado ahora ya que en solo 10 días se celebran miles de eventos de consumo colaborativo en todo el mundo promovimos y liderados por OUISHAREFEST en París, que ha sido 5,6 y 7, el SHARE’14 organizado por Peers en San Franscisco y modestamente en Madrid una pequeña representación este fin de semana en la Estación de Chamartín con la 1ª Feria Española de Economía Colaborativa #collconsMADFair.

El mundo está cambiando, cambiemos el mundo, o al menos cambiemos con el mundo.

De acuerdo